La población de Sedella se halla a 689 metros de altitud sobre el nivel del mar, en un terreno muy accidentado entre las sierras de Tejeda y Almijara. Dista de Vélez-Málaga 29 Km. En su término se encuentran los cerros del Fuerte (1 .490 m) y del Tablón (818 m), siendo el pico más alto el de la Maroma (2.080 m), que comparte con Canillas de Aceituno. Los arroyos de Matanzas, Granados y Encinar riegan sus tierras. Son afluentes del río Rubite que pasa por el sur del término, en el que hay abundancia de manantiales dada su proximidad a las sierras de Tejeda y Almijara. La población está rodeada de numerosas terrazas abancaladas sembradas de árboles frutales y hortalizas.
Hay quien cree que su nombre pudiera proceder, según una bella leyenda, de la época de la reconquista. Sé de ella se cuenta que respondió Isabel la Católica cuando le hablaron de la batalla librada en los alrededores del pueblo y que da nombre a uno de los arroyos del término: el de la Matanza. El origen de la actual población parece estar en una fortaleza, hoy desaparecida, que sirvió de albergue a diversos señores de la zona, el último de los cuales fue don Diego Fernández de Córdoba. Al pie de la fortaleza debió existir una alquería que los mozárabes llamaban Sedelia o Xedelia. Tras la caída de Vélez-Málaga en manos castellanas en 1487, Sedella y las tropas que la guarnecen quedan al cuidado de un alcaide, Juan de Hinestrosa, lo que demuestra su importancia estratégica, convirtiéndose Sedella en una pieza fundamental de la defensa fronteriza junto con Canillas de Aceituno y Córnpeta, que se complementa con las fortalezas de Vélez-Málaga, Bentomiz y Frigiliana. La Sedella morisca se ve implicada en la rebelión de 1569 al ser empujados sus habitantes por un monfie (un fuera de la ley) nacido en el pueblo y vecino de Canillas de Aceituno, Andrés el Xorairán, que junto con veinte monfíes más dio el primer asalto el 24 de abril de 1569 a la venta de Pedro Mellado, cristiano que tenía en su poder a la esposa de un moro de la Alpujarra llamado Almueden, que había venido a rescatarla y que fue el que prendió la mecha en una situación que le era propicia a causa de la irritación de los moriscos tras la pragmática de Carlos I de 1 de enero de 1567. La rebelión, como se sabe, tuvo un final trágico en el Peñón de Frigiliana.
Cuando se crean las parroquias malagueñas en 1505, Sedella es un anexo de Canillas de Albaida, no llegando a ser parroquia propia. En 1514, la reina doña Juana nombró a diez vecinos de Sedella como testigos, junto con otros diez de Comares, para que junto con el bachiller Juan de Salmerón comprobasen por dónde iban los límites de cada una de las villas motivo del trueque para proceder al deslinde de los términos de las mismas. También el núcleo urbano de Sedella es de una belleza sorprendente. Las calles, blancas a fuerza de cal, hieren, los ojos con su blancura, que agradecen el verde de las parras que adornan los porches. Los patios constituyen también un espectáculo. El edificio más singular es la Casa Torreón, antigua vivienda del alcalde de los Donceles, el varias veces citado don Diego Fernández de Córdoba, al que se le concedió el título del Señorío. La iglesia parroquial de San Andrés se encuentra en la parte más alta del pueblo. Fue reedificada hace unos cincuenta años. Destaca la torre (siglo XVI), con dos cuernos cuadrados y uno octogonal, rematada en chapitel piramidal. En el interior del templo hay esculturas de los siglos XVII y XVIII, y una custodia del XVII.
Matorral mediterráneo, pino carrasco y abundancia de romero, matagallos, enebros y aulaga. En las zonas más altas, ejemplares de gran interés como el tejo, el arce y el espino majoleto. En cuanto a fauna, las aves de montaña son las que ostentan mayor representación, Entre ellas, cabe destacar el buitre común, el azor. el águila real y el halcón peregrino. El gato montés y la cabra montés, en cuanto a mamíferos.
Choto al vino, plato popular y sabroso, guisado de hinojos y roscos al horno (dulces caseros).
Algunos vecinos trabajan el esparto FIESTAS
San Antón, el 17 de enero. Tras la misa, bendición de las caballerías que acompañan al santo en procesión. Ntra. Sra. de la Esperanza, primer domingo de agosto.También en Sedella existe una tradición el Domingo de Resurrección. Mientras el pueblo acude en masa a la misa, los jovenes acuden con las plantas y macetas a la plaza del pueblo.